Es urgente que, como país, como sociedad, como sector empresarial y productivo, como profesionales, como líderes de empresas y organizaciones y como sector educativo, entre otros actores relevantes, nos hagamos estas reflexiones con seriedad y con sentido de urgencia:
¿Estamos preparando adecuadamente al talento laboral del mañana?
¿Le estamos proveyendo de los cimientos formativos necesarios para asumir los enormes desafíos que el mundo del trabajo tendrá que enfrentar en las siguientes décadas?
¿Qué valores, actitudes, competencias y conocimientos es necesario que quienes desempeñan una función en una empresa u organización, adquieran y desarrollen desde ahora?
¿No estamos entendiendo y valorando los cambios que ya permean todos los países y todos los sectores sociales, económicos y productivos?
La urgencia es clara: es imprescindible mirar hacia el futuro porque la velocidad del cambio en las últimas décadas en todo el mundo, y México no es la excepción, es vertiginosa-dirían algunos exponencial- en todos los órdenes.
Ciertamente no terminamos de adaptarnos a las nuevas formas, reglas y cambios que se dan en un mundo globalizado en interdependiente, cuando ya se plantean otros avances que hacen indispensable digerirlos y ponerlos en marcha.
Entre estos grandes desafíos, y solo con el objeto de destacar alguno entre los más relevantes, lo representan los avances tecnológicos. Hoy nos debemos cuestionar como será su impacto en la vida de las empresas y las organizaciones.
Hasta donde sustituirá la automatización y la inteligencia artificial a los seres humanos, si hoy en el proceso industrial en muchos países el 25% de las labores ya son realizadas por máquinas robots.
Dice una reconocida experta que “en el 60% de los trabajos, por lo menos una de cada tres tareas puede ser automatizada”.
Y más, algunos estudiosos afirman que, en un lapso de 15 a 20 años, probablemente el 40% de los empleos se verán impactados por la automatización, ya sea por el riesgo de desaparecer o porque deberán modificarse radicalmente.
¿Como prepararse para esta transición irreversible?
Hay una sola y única realidad: es inaplazable que el capital humano/fuerza laboral desarrolle desde ya, aquellas habilidades, competencias y conocimientos que le permitan hacer frente a la era digital y del Big Data, para que se sirvan de las nuevas tecnologías y no dependan de ellas.
Otro desafío que apuntan los estudiosos es que el mundo va hacia trabajos de alta complejidad y mayormente exigidos de habilidades humanas. Además, que el 75% de las profesiones del futuro “no existen actualmente”, esto implica que “3 de 4 profesiones quedarán desfasadas en cuestión de años” por la rapidez con que avanza la tecnología”.
En este contexto, indudablemente quienes tengan escaso desarrollo en este tipo de habilidades serán quienes sufran en mayor medida los cambios en el futuro del trabajo.
De estas dramáticas proyecciones, queda claro que debemos caminar hacia el desarrollo del talento basado, además de las competencias tecnológicas, en aquellas de carácter social, de relación y trabajo colaborativo, creativas, de análisis crítico y de comunicación activa, entre otras importantes.
De hecho, hoy en el mundo empresarial y del trabajo ya se han roto muchos paradigmas, y en el futuro próximo sin duda estarán en boga modelos de cultura y organización del trabajo sustentados en equipos autogestivos; formas de liderazgo participativo; estrategias de gestión permanente del talento; esquemas de flexibilidad laboral, y programas formales de responsabilidad social, lo cual exigirá sin duda desarrollar desde ahora nuevas habilidades y competencias.
En este contexto, también considero importante destacar una cruda realidad: “las empresas en el mundo están ya invirtiendo alrededor de mil dólares por empleado al año, para poder actualizarlo en sus habilidades y poder llevarlo hacia el futuro del trabajo. Por desgracia en México solamente se invierte 320 dólares al año”.
Estas y otras muchas reflexiones que se hacen actualmente en espacios cuya mirada está puesta en el futuro, como universidades, centros de estudio e investigación, organizaciones empresariales líderes en procesos de cambio, etc., considero que llevan a una conclusión: es indispensable que los empresarios y líderes organizacionales revisen y actualicen sistemáticamente su visión a mediano y largo plazo y construyan una estrategia formal para preparar y proyectar al capital humano. Pero sobre todo inviertan en esta estrategia, sin prejuicios, para de esta forma contar con una ruta segura para transitar hacia el futuro y alcanzar un horizonte incierto, complejo y retador.
Fernando Benítez Bribiesca
Red Integralis