Para solucionar un problema lo primero es contar con el diagnóstico; de las causas, no de los efectos; lo mismo que una enfermedad. Pero para hacer el diagnóstico, antes se debe reconocer que existe un problema. Cuántos casos de enfermedad son tratados tardíamente porque no se acepta que hay un problema, no aceptamos que estamos mal, no sabemos qué enfermedad tenemos.
Desde el punto de vista de una Planeación, los errores son normales y son válidos, se debe aceptar que hay desviaciones con respecto a la ruta trazada, y corregir el rumbo. Pero ¿en qué situación de debilidad nos encontraríamos si ni siquiera existe una ruta trazada? Si no se cuenta con una estrategia definida, los errores se vuelven subjetivos y muy complejos de detectar, y por lo tanto de corregir.
Esta semana Corea del Sur dio a conocer un plan de 43 billones de dólares para la construcción de la planta de energía eólica más grande del mundo para 2030, como parte de los esfuerzos para incentivar una recuperación del medio ambiente. Este proyecto es parte de la estrategia del presidente de la cuarta potencia económica asiática, Moon Jae-in, para alcanzar una “neutralidad del carbón” para 2050 (https://www.reuters.com/article/us-southkorea-energy-windfarm-idUSKBN2A512D). Las empresas de energía aportarán el 98% de la inversión y el gobierno surcoreano el 2% restante, con una generación de más de 5,600 empleos directos para esta planta.
También esta semana, ahora en México y después de 7 meses, la Suprema Corte falló a favor de la Comisión Federal de Competencia Económica en la controversia contra la política energética del Gobierno Federal para desplazar a la competencia. Aunque no invalidó por completo la política de la Secretaría de Energía, si determinó que la CFE no podrá participar en la elaboración de lineamientos y criterios de confiabilidad para la planeación y operación del sistema eléctrico nacional (https://www.forbes.com.mx/politica-suprema-corte-politica-nahle-industria-energias-renovables/).
Por otro lado, y en contrasentido, el Presidente López Obrador envió a la Cámara de Diputados una iniciativa preferente para una reforma eléctrica, para cambiar los contratos con productores privados de electricidad, dando prioridad a las hidroeléctricas de la CFE, sobre la energía eólica y solar de particulares (https://www.forbes.com.mx/politica-amlo-reforma-electrica-prioriza-cfe-cambia-contratos/).
Ya hace algunos meses, planteábamos la oportunidad que nos presentó la pandemia COVID-19 y el confinamiento para reflexionar sobre nuestra forma de trabajar y de vivir (https://redintegralis.com/2020/07/05/compliance-ambiental-y-la-nueva-normalidad/), una oportunidad para regresar a nuestras actividades de una mejor manera, con la sociedad y con el medio ambiente. En ese entonces planteábamos que no tener conciencia de esta necesidad refleja una actitud egoísta, egocéntrica y miras de muy corto plazo. Entonces, ¿qué es lo que hace que México no esté viendo esta realidad? ¿qué enfermedad es la que no estamos aceptando que tenemos? No es sólo una terquedad, que nos ciega ante los errores.
Lo grave es que, al no haber una estrategia seria y clara de desarrollo nacional, al no haber ruta, no hay un punto de referencia para señalar claramente los “errores”. Las buenas intenciones, las ocurrencias no son estrategia.