LOS CONTRAPESOS NECESARIOS

Los sistemas democráticos tienen sus debilidades. Las empresas y los ciudadanos debemos defender la normatividad y las instituciones que aseguran que la sociedad avance, a pesar de estas debilidades.

José Luis Ortiz Flores

Desde los Griegos hasta la Revolución Francesa y las sociedades modernas, hemos identificado a la Democracia como el sistema de gobierno más adecuado. Sin embargo, la Democracia también tiene sus bemoles, y para que una sociedad pueda progresar, buscando los ideales del hombre, requiere los contrapesos necesarios.

Cuántas veces hemos estado con un grupo de amigos o compañeros en una discusión sobre un plan o alternativas, lo sometemos a votación y se decide algo, que sabemos no era lo más adecuado, pero así lo quiso la mayoría. Es decir, no siempre lo que la mayoría dice, o piensa es lo correcto, depende de la preparación, la educación, la información y los valores que tenga dicha mayoría.

Pasando ahora a sistemas más complejos, como los sistemas electorales de algunos países, estos “bemoles” de la democracia se han querido matizar o corregir, y se han diseñado sistemas electorales donde el voto no es directo, persona por persona, si no por “votos electorales” de los estados. Este tipo de sistemas llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos hace más de tres años.

¿Qué pasa entonces cuando la Democracia lleva a un sistema populista al poder? Los sistemas populistas se escudan o se venden tras “la voluntad del pueblo”, sin importar que sea legal o ilegal, moral o inmoral; es “la voluntad del pueblo”. Lo que el sistema populista busca finalmente es implementar acciones de gobierno, que reflejan su propia voluntad, sin importar su legalidad, escudándose en “el pueblo”.

Las sociedades más estructuradas y maduras cuentan con diversos mecanismos para evitar que el sistema populista haga su propia voluntad fuera de la legalidad: otros poderes como el Legislativo, el Judicial, gobernadores, organismos autónomos, incluso el llamado “cuarto poder” (los medios); estos actores forman los contrapesos necesarios.

Vemos entonces que las instituciones de un país son un contrapeso para “corregir” los bemoles de la democracia. De ahí la importancia de contar con instituciones sólidas, que ayuden a garantizar que una sociedad podrá seguir avanzando, protegiendo los ideales del hombre (libertad, educación, superación personal, justicia), a pesar de haber llevado a un sistema populista al poder.

Ya hemos comentado con anterioridad, que una herramienta necesaria de los sistemas populistas es la polarización. La polarización es necesaria para que el sistema populista realice acciones (legales o ilegales, morales o inmorales), escudado en “la voluntad del pueblo”(https://redintegralis.live/2020/10/25/responsibilities-by-convenience/).

Este es un escenario, donde hoy están parados los Estados Unidos, una sociedad polarizada entrando a un proceso electoral que podría ser más complejo de lo acostumbrado. Se espera una votación con un alto índice de participación, en medio de una pandemia con rebrotes y sin certidumbres sanitarias, pero tampoco políticas, económicas y sociales.

Algunos analistas temen que los resultados de la votación no sean aceptados o reconocidos, por el sistema populista ( https://www.nbcnews.com/politics/2020-election/trump-has-signaled-he-won-t-accept-election-loss-many-n1245304 ), y es aquí donde las instituciones entran en acción, para asegurar que la sociedad avance, protegiendo los ideales del hombre.

Pero, ¿qué pasa cuando el sistema populista neutraliza o desaparece los contrapesos necesarios (poder legislativo, poder judicial, gobernadores, organismos autónomos, los medios de comunicación)? (https://www.proceso.com.mx/nacional/2020/10/4/financial-times-amlo-es-el-nuevo-hombre-autoritario-de-america-latina-250389.html). Se corre el riesgo de caer en sistemas autoritarios. Es un escenario que algunos analistas están revisando en caso de que Trump no acepte los resultados; escenarios impensables hace algunos años, en el país paladín de la democracia.

De ahí la importancia de cuidar y proteger como ciudadanos y como empresas la legalidad, la normatividad, las instituciones… instituciones que deben velar por que las sociedades avancen, defendiendo los ideales del hombre, a pesar de los bemoles de la democracia.

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