José Luis Ortiz Flores
Demos por sentado que, apegada a la legalidad, una empresa lo que busca es tener utilidades. Adicionalmente la empresa o cualquier otra organización puede obtener una ventaja competitiva en el largo plazo cuando logra entender y adoptar en sus estrategias que sólo alcanzará el bien propio en el bien del otro.
En el ámbito empresarial, esto se conoce como “ética empresarial”, cuando en su día a día la empresa toma en cuenta tres factores: 1) realizar sus actividades de una manera ética; 2) llevar un comportamiento socialmente responsable, dirigiendo recursos corporativos para mejorar la situación de los empleados, de las comunidades en donde opera y de la sociedad en general y 3) adoptar prácticas comerciales que conserven los recursos naturales, protejan los intereses de las generaciones futuras y preserven el bienestar del planeta.
Alguien puede pensar que, en el corto plazo, adoptar estos criterios representa un gasto y que incluso pueden ir en contra de los intereses financieros de la empresa. Las organizaciones inteligentes y maduras son las que logran entender cómo pueden tener una ventaja competitiva adoptando estos criterios.
Y este razonamiento puede extrapolarse al ámbito personal: cuando entendemos que el bienestar de nuestra comunidad (familia nuclear, familia extendida, amigos, vecinos, compañeros de trabajo) traerá por consecuencia nuestro propio bienestar.
Asimismo, este razonamiento se puede extrapolar al ámbito de una sociedad y de un país, cuando se procura el beneficio de toda la sociedad, en consecuencia, se logra el bien propio; el bien propio en el bien del otro.
Pero cuando se busca el bien propio en el mal del otro, las consecuencias en el largo plazo nunca son positivas. Por eso, cuando se toman decisiones basadas en el resentimiento, la polarización y el sentido de venganza, no se pueden obtener resultados ni políticas públicas positivas. Sólo hay en consecuencia un gobierno inoperante, con una sociedad dividida, sin rumbo ni estrategia clara (https://redintegralis.live/2020/08/30/mexico-es-mucho-mas-que-nuestras-diferencias/).
¿De qué otro modo se pueden entender medidas tan fuera de lugar como la destrucción de proyectos, la destrucción de instituciones, de fideicomisos, de programas sociales, el afán de enjuiciar hechos de hace décadas (expresidentes) e incluso de hace siglos (España y El Vaticano)? El tomar decisiones basadas en el odio y el resentimiento nunca llevará al bien común. Aquí sólo algunos ejemplos:
ORGANISMOS AUTÓNOMOS: https://www.forbes.com.mx/economia-peligros-fusion-reguladores-autonomos-monreal/
DESAPARICIÓN DE FIDEICOMISOS: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/amlo-preve-recoger-50-mmdp-tras-cancelacion-de-fideicomisos
DESAPARICIÓN DE PROGRAMAS SOCIALES: https://www.cronica.com.mx/notas-el_bienestar_en_tiempos_de_la_4t_se_concreta_la_desaparicion_de_los_programas_sociales_del_pasado-1130851-2019
JUICIO A EXPRESIDENTES: https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2020/09/20/consulta-juicio-expresidentes-amlo/
PERDÓN DE ESPAÑA Y DEL VATICANO: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-47701387
Entender y adoptar una estrategia ética, depende de contar con valores éticos, tanto en lo personal, como en la organización, ya sea una empresa o cualquier otra organización, incluso un gobierno.
Puede ser que la gente en un gobierno no cuente con esos valores éticos, necesarios para buscar el bien propio en el bien del otro. Pero en la empresa sí podemos y sí debemos entender cómo lograr el bien propio en el bien del otro.