Después de un sin numero de escritos y opiniones al respecto, formulas de resiliencia y hasta teorías de conspiración, particularmente me concretaré a mencionar que sobre la incertidumbre del caso con todas sus posibilidades, lo único que nos queda es construir escenarios para prospectar los distintos futuros viables y desde esa perspectiva me gustaría abordar el panorama que se puede esperar para el sistema de franquicias.
La franquicia como modelo de expansión ha probado ser por más de tres décadas uno de los sistemas de crecimiento mas eficientes, sobre todo porque hecho de manera correcta y profesional, con una marca posicionada, un producto y servicio definido y diferenciado, y una receta correcta y documentada; entonces se tiene la formula correcta que sumando la experiencia, el conocimiento y una marca posicionada de un lado (franquiciante) al capital, el deseo emprendedor y la experiencia del otro lado (franquiciatario) se crea una sinergia de crecimiento que hoy vemos en todos los países y en marcas tanto globales, como pequeñas. Sin embargo, la realidad es que no dejan de ser un negocio como cualquier otro, expuestos a las mismas amenazas y vicisitudes, con esta idea de análisis me gustaría compartirles una reciente contribución que tuve para la revista su franquicia news, de Venezuela que resume al análisis post-mortem, hasta ahora, de lo que ha implicado la pandemia en este sector empresarial.
¿Y ahora ……..?
Colaboración para la revista su franquicia news (Venezuela).
Siempre he pensado que la franquicia en Iberoamérica en su conjunto, en si mismo es una “franquicia” de gremios de franquicia, es decir, se trata de la réplica en cada país, de un sistema bastante estandarizado, con actores claves; como las empresas sin duda, los gobiernos, el esquema legislativo, los inversionistas, los proveedores de la industria incluidos los centros comerciales, la academia y los consumidores, para hacer de este modelo un referente de expansión, desarrollo empresarial, profesionalización de empresas y creación de empleos formales, que en buena medida la ejecución correcta e inequívoca de estas buenas prácticas, en un entorno determinado por la madurez, y normalmente a la par de la antigüedad del modelo, junto con esas pequeñas adaptaciones de cada país, eso que nombran como tropicalización; ha hecho de la franquicia en Iberoamérica una Industria formal entre consolidada y en desarrollo según el país donde se mire, pero finalmente se trata de la misma película.
Algo que fácilmente servía, con base a la experiencia de los países pioneros, para trazar el camino de la industria en los países en consolidación y crecimiento, y así alcanzar en menor tiempo logros similares, basados en el aprendizaje y la experiencia. Sin embargo, la posibilidad de detener las operaciones total o parcialmente por un tema de salud pública mundial nunca estuvo en las proyecciones de nadie.
La pandemia cimbró desde adentro a la franquicia como a tantos negocios más en Iberoamérica, quizás el que en gran medida los mejores ejemplos del éxito del modelo y en buena parte el mayor número de giros en la industria sean de alimentos y bebidas, lo hace más evidente, pero, de cualquier forma, afectando a tantos giros de esta como de otras industrias en su conjunto.
En el peor de los panoramas nadie veía la posibilidad de un cierre que tomara más de 60 días, llevamos al menos más de 5 meses y contando, en países hermanos donde no solo se ha hecho evidente la importancia de un sistema de salud pública para atender la crisis sanitaria, sino también el tema de “salud” económica ante negocios que en el mejor de los casos partiendo de que tuvieran finanzas sanas y de acuerdo al giro, su capacidad de ahorro les permitía aguantar el embate económico entre 1 y 4 semanas.
¿La pregunta es y ahora que ……..?, pregunta que como muchos, no sabemos cuál es la respuesta correcta, podremos inferir muchas respuestas pero poco ciertos estaremos, también por que la respuesta a esta pregunta va cambiando mientras más pasa el tiempo, quizás más al principio tenía que ver con la construcción de escenarios, tantos como nos imagináramos; ¿qué pasa si “esto” dura 2 meses, 3 meses, 6 meses?, ¿qué va a pasar con las rentas?, ¿tendré que recortar personal?, ¿podré re-negociar las rentas y los salarios?, ¿Qué pasa si se enferma un colaborador?, ¿Podré implementar entrega domicilio?, ¿contamos con las herramientas tecnológicas para llevar el negocio desde casa?…. y tantas más preguntas que poco a poco se han ido respondiendo, pero la pandemia se ha ido también alargando y con ello cobrando un muy importante número de cierre negocios con todas sus implicaciones. Sin embargo, esto ha sido tan solo las victimas inmediatas de esta enorme colisión. Si pensamos en un terremoto; son las perdidas inmediatas del colapso de las construcciones, pero están los heridos, están las personas entre los escombros que hay que rescatar y las personas que, si bien no quedaron entre los escombros, les toca vivir las consecuencias posteriores al fenómeno y sobre eso tratar de construir una normalidad aparente. Y es justo en este punto donde se encuentran ahora los negocios y evidentemente las franquicias.
La pandemia ha dejado ver en la franquicia, la importancia de no solo haber tenido un modelo exitoso en términos de imagen y finanzas, sino la importancia de haber conocido a fondo el negocio, de tener perfectamente esquematizado como opera, de haber desarrollado los procesos más eficientes, de haber integrado a la tecnología como un pilar dentro de su estructura y muy importante de haber desarrollado y construido una cultura propia que de dirección y sentido a todo el equipo, como herramientas deseables para sobre llevar esta crisis. Pero más allá de ello y con la enorme incertidumbre de los tiempos, el futuro de la franquicia sin duda está en volver al origen y entender aquello que hizo crecer y desarrollarse a este modelo; la importancia de tener un sistema realmente sólido, diferenciado, con ventajas competitivas reales, basado en porcentajes justos, correctamente documentado, con sistemas de entrenamiento y soporte adecuados y con una marca posicionada, que en su conjunto hagan la diferencia a un inversionista entre sumarse a un equipo ganador o hacerlo por su cuenta.
Pero más importante aún es entender esto bajo unas nuevas reglas del juego que están por definirse y que siguen escribiéndose cada día, donde las formas de convivencia estarán cambiando, al igual que el uso lúdico de los espacios, el costo de la tierra y sus implicaciones en las áreas de oficina y los propios locales comerciales, los diferenciadores tecnológicos (que valdría decir que dentro de las graves circunstancias una consecuencia favorable, si pudiese haberla, es la aceleración de las empresas para hacerse de estos recursos tecnológicos), la importancia del comercio electrónico, el servicio a domicilio, la logística, y todo ello ante una nueva situación financiera con una población con menor poder adquisitivo y nuevos hábitos de consumo que de manera responsable, por decir lo menos, necesitamos revalidar nuestros modelos financieros del negoció ante esta nueva realidad, lo anterior ya no cuenta. Por lo que habría que preguntarse sobre la viabilidad del negocio ante estas nuevas circunstancias y de no ser viable entonces adecuar lo que fuese necesario y de no ser posible, entonces aguardar para mejores condiciones, emigrar a otros mercados o incluso comenzar de nuevo.
Habrá negocios que sabrán adaptarse a estas nuevas circunstancias, algunos pocos su modelo actual les permitirá capitalizar estas circunstancias sin mayores adecuaciones y quizás la parte más alentadora estará en los nuevos modelos que surjan de estas nuevas condiciones, donde en cualquiera de los casos la franquicia estará más que justificada, no solo como un sustento inmediato y generador de empleos sino como una fórmula de desarrollo económico compartido, capaz de escalar exponencial-mente haciendo lo correcto, habiendo aprendido de los errores de un sistema que privilegio la cantidad por encima de la calidad y que en unas cuantas semanas expuso a negocios que quizás nunca debieron ser franquiciados y a otros que inclusive siendo sistema formales y competitivos, la contingencia no les dio para más.
La industria deberá pasar por un profundo análisis, cuantificar los daños, recolectar experiencia y de la resiliencia colectiva fortalecer el modelo para vincularlo a las estrategias gubernamentales y gremiales de reconstrucción económica, pero siendo un modelo con base a lo aprendido más profesional, más justo, más competitivo, más incluyente, más responsable; más humano.
Diego Elizarrarás Cerda
Franquiciante TC todo de cartón / ZIP´N GO!
Ex-presidente AMF / Ex-secretario general FIAF
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La franquicia en tiempos del COVID-19
Diego Elizarrarás Cerda
Licenciado en Química por la Universidad Nacional Autónoma de México. Posgrados en Alta Dirección y Mercadotecnia competitiva por World trade center y Promoción empresarial.
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