La dura realidad
Muchas empresas pequeñas, previo registro y permiso de las autoridades federales y locales, han logrado reabrir sus negocios en un entorno totalmente diferente al que estaban habituadas. Es decir, que hoy están operando bajo distintos escenarios económicos, laborales y sanitarios, así como con reglas de convivencia social condicionadas por la estrategia de gobierno para el combate al Covid 19, a todo lo cual se le ha denominado Nueva Normalidad.
Sin duda esta Nueva Normalidad está diseñada para proteger la salud de las personas ante la amenaza que representa la pandemia, pero no para apoyar a las empresas en su retorno a la actividad, por lo que están teniendo que enfrentar ahora un panorama lleno de riesgos, restricciones y retos, y además con un incierto futuro.
La Nueva Normalidad no es un jardín de rosas.
No es para menos, en estos meses de cierre y en todos los sectores, los negocios han perdido parte de su clientela, y recuperarla, aunque sea parcialmente, requerirá de tiempo y de un gran esfuerzo económico. Esto, agravado por el temor de muchas familias de salir a la calle a visitar una plaza, o un comercio o un restaurante, o una tienda de ropa, etc,
Por otro lado, la regulación gubernamental, en muchos casos, está estrangulado a los negocios. Los aforos permitidos para la atención de la clientela son insuficientes para solventar sus costos elementales: pago de nómina, renta, electricidad, agua, gas, deudas crediticias, entre otros.
¿Qué se puede hacer para sobrevivir en la nueva normalidad?
Así, muchos pequeños empresarios en el reinicio de operaciones, aunque con un gran entusiasmo, están ante una verdadera encrucijada y no saben por donde empezar.
La respuesta no es sencilla, y cada caso es diferente, pero la experiencia de pequeños empresarios que han reiniciado sus operaciones, nos permite exponer algunas acciones que les están funcionando, y que están esencialmente relacionadas con el papel que hoy está jugando el activo más preciado que poseen, que es su recurso humano.
Primero. Lo fundamental, NO se arriesgue, opere en la legalidad.
La amenaza que representan las múltiples revisiones que están llevando a cabo las autoridades involucradas, puede ser una causa de cierre de muchas empresas que les sería imposible pagar las multas y cumplir satisfactoriamente con todas las observaciones que le hagan los verificadores. No menosprecie las medidas que han impuesto las autoridades, hay que cumplirlas todas, si no, tendrá permanentemente la “espada de Damocles” encima de su cabeza.
Para ello, puede buscar ayuda de expertos serios y profesionales que lo van llevar de la mano para que de la manera más sencilla y a un costo razonable, esté en posibilidad de cumplir en tiempo y forma al 100% con las medidas, documentos y requisitos establecidos en los lineamientos de las autoridades federales y locales.
Segundo. Conviértase en un líder, responsable, sensible, innovador y abierto.
Deje su oficina y su escritorio y váyase a la trinchera a compartir con sus colaboradores el proceso de operación y atención a los clientes. Escuche y aprenda de los problemas que se presentan hoy en día con todas las restricciones y de lo que le comentan su gente. Olvídese del “esta orden se cumple porque yo soy el jefe”.
Es indispensable en este momento de crisis, guiar y fortalecer a su equipo, motivarlos y capacitarlos, pero sobre todo despresurizar el ambiente en su organización, propiciando un clima laboral flexible, retador, y con oportunidades. Un reconocimiento o un estímulo por sencillo que sea o una simple felicitación, siempre es valorado por quien lo recibe y lo compromete con la “causa” de sobrevivencia del negocio.
Preocúpese y ocúpese en la medida de lo posible, inclusive solo con un consejo, de las necesidades personales y familiares de sus colaboradores. Acuérdese que en todos los hogares hay actualmente una gran presión en el aspecto económico, de salud, educativo, etc. El paternalismo siempre ha sido objeto de críticas y desechado por la administración moderna, porque hace dependientes a los trabajadores.Sin embargo hoy por hoy, hay que ser un poco paternalista, darle una palmada en la espalda y un apoyo personal a quien lo está necesitando.
Tercero. Atrévase a mejorar e innovar.
Las necesidades que hay que satisfacer en el mercado están cambiando y el marketing para promocionar y vender lo que hacemos está en plena evolución. Hay que adaptarse a los nuevos modelos y exigencias. Invite a sus colaboradores a aportar ideas y haga un análisis antes de decir sí o no. Forme un pequeño “equipo de innovación y mejora” con dos o tres de sus mejores colaboradores, los más experimentados en el negocio, para que aterricen las ideas y las transformen en estrategias y acciones concretas para impulsar el negocio y hacer más atractivos sus productos o servicios, o intentar otros nuevos.
Cuarto. Comunique, comunique, comunique.
Comunique a sus colaboradores sus planes para reactivar el negocio y escuche lo que piensan los demás. Ponga a discusión los resultados que espera y los tiempos en los que deben cumplirse, y pida el compromiso de todos, pero primero ajuste sus expectativas de acuerdo a las ponderaciones que le hace su equipo.
Comunique sus inquietudes y comunique los logros que se vayan alcanzando, pero también las fallas y las áreas de mejora. Comunique con mensajes positivos y sencillos pero que proyecten los valores de su empresa. Comunique para motivar, pero también para desarrollar una cultura de resiliencia en su equipo de trabajo ante los riesgos que hoy por hoy hay que sortear.
Quinto. Haga de sus colaboradores verdaderos “Voceros de la Marca”.
Hay que ir a la reconquista de la clientela. Es necesario entender muy claramente las necesidades del cliente bajo el contexto actual. Hoy el reto es hacer de todos sus colaboradores los mejores “voceros de la marca”, ya sea producto o servicio. Entusiasme y estimule a sus empleados para que se preparen y hagan que los clientes tengan un trato especial, novedoso y cálido, y que los haga sentir “seguros”.
Atrévase a hacer cosas novedosas que reposicionen su negocio y lo hagan especial. El director o responsable debe ser el “primer vocero de la marca” y como tal debe ser el primero en dar la cara ante la clientela y hacer que se sienta a gusto. Su mensaje a la clientela al ingreso al negocio es muy importante, y debe incluir una explicación de las medidas de protección de su salud, y cuáles son los productos o servicios “estrella” que se ofrecen y distinguen a la marca.
Sexto. Delegar no es suficiente. Empodere a sus colaboradores.
Es momento de que sus gentes se sientan y sean importantes, y que hagan suya la empresa. Establezca, con su participación, metas de mejora y eficiencia muy sencillas y claras, y haga responsables del logro de cada una de ellas, a un pequeño equipo de dos o tres colaboradores.
Pídales que hagan su plan de trabajo y déjelos actuar y tomar decisiones que en otro tiempo sin duda las habría tomado usted. Solo aconséjelos y deles capacitación práctica, pero no les dé instrucciones. Utilice media hora diaria para transmitirles aspectos que les van a servir para tomar buenas decisiones. Permítales crecer y sentir que ahora están apoyando a cuidar su fuente de trabajo y que los logros son logros de ellos también. Para ello asígnelos un rol especial independiente del puesto institucional que desempeña.
Transforme a un grupo de empleados que siguen órdenes y rutinas precisas, en un equipo de trabajo activo, propositivo, con libertad de actuación, que puede tomar decisiones y que es respetado y apoyado por la autoridad de la empresa para mejorar los procesos internos. Sin duda, empoderando a su recurso humano mejorará la satisfacción, el compromiso y el desempeño de los empleados.
Séptimo. Déjese ayudar para recibir las soluciones que requiere su negocio
Usted, ante este nuevo escenario lleno de retos, nuevas tareas, estrictas medidas gubernamentales y por ende de grandes preocupaciones, necesita ayuda, requiere un soporte de expertos que le den las herramientas necesarias para levantar y gestionar su negocio en el actual escenario de crisis, y que lo acompañen en su operación cotidiana para diseñar soluciones prácticas, sencillas y no onerosas y guiarlo para su implementación exitosa.