La mayoría de los productos, ya sea una botella de plástico, una computadora, refrigerador, sartén, ladrillos, todos pasan por un proceso para ser creados, pero dentro de este proceso ¿sabemos si se realizaron bajo un modelo de economía lineal, economía social o circular, fair trade…?
La economía social es un conjunto de prácticas que generan un modo solidario y diferente de hacer economía, buscando una transformación social, siendo aplicada a cualquier tipo de empresa, y busca un equilibrio entre resultados económicos y objetivos sociales.
A diferencia de la economía social, la circular busca desacoplar el crecimiento económico del uso de recursos naturales, promoviendo su uso eficiente y el aprovechamiento de residuos, mediante el cambio de los procesos productivos y la orientación hacia el consumo responsable.
¿Los productores tuvieron un trato justo?, ¿qué materiales se usaron?, ¿son buenos para el medio ambiente?, ¿cuánto tiempo le durará?, qué hará cuando su tiempo de vida haya terminado: tirarlo o reciclarlo?, ¿las condiciones de trabajo era las ideales?, ¿se involucró el trabajo infantil?
Éstas son algunas de las interrogantes que preocupan al mundo y especialmente a las empresas, por lo que están cambiando su modelo de negocios de una economía lineal, donde se produce, usa y se tira, a una economía circular, en la que se utiliza la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de productos para que, al final de su vida útil, puedan volver a la naturaleza sin dañar el medio ambiente. Cuando esto no es posible, la idea es reciclar respetando al ecosistema.
En México, el tema también es prioridad, ya que, desde la sustentabilidad, se pueden resolver problemáticas como la pobreza, daños a la salud y las condiciones de vida de la sociedad. Además, permitirá cumplir la agenda 2030 sobre desarrollo sostenible de la Organización Mundial de la Salud, explicó Sergio Sánchez, subsecretario de gestión para la protección ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
“México está comprometido con la agenda 2030 que establece la forma de avanzar como sociedad, comenzando con el objetivo número uno, que es el combate a la pobreza, y el segundo, abatir el hambre”, expuso durante su ponencia en el foro Misión de economía circular unión Europea–México.
Detalló que, entre las principales metas para el 2030, está la reducción de 22% de las emisiones de bióxido de carbono y 51% de las de carbono negro (hollín), así como la protección de la biodiversidad, mejorar la gestión del uso del suelo, lograr una tasa de deforestación ambiental cero, mayor uso de recursos forestales, una verdadera gestión de las zonas costeras, trabajar sobre la vida de las comunidades e implementar política cero desperdicios.
“Se está avanzando en estos trabajos, no son los primeros, pero constituyen un paso muy importante para avanzar hacia la economía circular en el país”, destacó.
De acuerdo con el estudio “Oportunidades de negocio en materia de economía circular en México, presentado en el foro, México es la segunda economía que más desechos genera. Anualmente, el país produce 44 millones de toneladas de desechos (40% orgánicos), con lo que se podría llenar 83 veces el Estadio Azteca.
Jahir Mojica, líder del proyecto y experto en manejo de residuos del estudio, indicó que, de la basura, 40% se reintegra gracias a los pepenadores, sobre todo el Pet, y el vidrio aún es un reto para el país.
Ante esto, la propuesta es crear bancos de materiales en lugar de rellenos sanitarios e implementar el uso de tecnologías innovadoras para su trato y dar una segunda vida a los artículos, como los teléfonos celulares que pueden usarse para diferentes servicios. Tan sólo 1% de los desechos recibe tratamiento.
David Smith, también líder del estudio, expuso que otra área de oportunidad es la gestión de agua, especialmente en el norte del país donde hay un elevado estrés hídrico, cuando la demanda del líquido es más alta que la disponible.
San Luis Potosí es uno de los estados con planes respecto del agua, ya que recientemente anunció propuestas para el tratamiento de aguas residuales, con el fin de que puedan utilizarse en las industrias
“Se deben reemplazar tecnologías de salinización, por ejemplo, con los lodos activados o técnicas de filtración granular, que son más usado por el sector industrial”, señaló Smith.
Sobre el uso de sustancias químicas, en el mercado hay cerca de 22,000 disponibles para diferentes productos, de las cuales dos de cada tres son peligrosas, por lo que se debe mejorar la regulación de su uso. Apple es una de las compañías que ya cuenta con una estrategia en torno a las sustancias, ya que desarrolla materiales ecológicos para crear productos más seguros y usar los recursos de forma más eficiente.
Empresas, gobierno, sociedad y países deben trabajar en cooperación para tener mejor desarrollo y condiciones de vida para el futuro. Uno de los continentes con los que México tiene mayor cooperación es Europa, que ha obtenido importantes resultados en economía circular.
Daniel Calleja, director general de la dirección del Medio Ambiente de la Comisión Europea, detalló que en el continente hay un plan de acción de economía circular con 54 puntos que cubren todos los ámbitos de un producto, cómo se extrae el recurso, su producción, ecodiseño y ecoetiquetas, transformación, la forma de consumirlo, reutilización, por ejemplo, de plásticos, reciclaje y la forma de cerrar su ciclo.
Asimismo, su objetivo para los siguientes 10 años es reciclar 65% de los residuos y sólo permitir que 10%, como máximo, se envíe a vertederos.
Para Calleja, es realmente importante colaborar con las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, así como con emprendedores para que desarrollen nuevos modelos de negocio.
“En Europa, hay más de 4 millones de empresas que ya son parte de la economía circular, quienes generan facturas mayores a 147,000 millones de euros. El deterioro del medio ambiente se convierte en una oportunidad para las empresas, sobre todo para pymes y startups”, enfatizó.
Un ejemplo de ello es una empresa dedicada a la pesca que cambió los peces por plástico en el mar, que usualmente es de un solo uso y que representa 70% de la basura marina. Otra compañía recolecta celulares, de los cuales 80% termina en los vertederos, pero con la nueva propuesta, utilizan los componentes para fabricar lingotes de oro. Para cada uno, se utilizan 50,000 celulares.
Por ello, la propuesta es seguir innovando en modelos sustentables, tener la voluntad y compartir experiencias para contagiar y trabajar de la mano, porque en un futuro, los empleos serán 100% sustentables y quienes no estén en el tema no sobrevivirán.
Miguel Ángel González, director de Minsait (Grupo Indra), expuso que la economía circular ya no es un modo, transitoria, accidental o moda, sino una necesidad, sobre todo porque ahora los consumidores están siendo más conscientes y demandan productos sustentables que, si bien pueden tener un costo superior, están dispuestos a pagarlo por los beneficios.
Ejemplos de empresas mexicanas que ya están en ello es Heineken, perteneciente a Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, que, en palabras de Eduardo Aguiñaga, experto en economía circular de Heineken, busca ser de las compañías más sustentables y la número uno en México.
Desde el 2015, se comprometieron a hacer de la economía circular el eje rector de su estrategia. Uno de los cambios más sonados que han hecho son los vasos hechos de cebada lanzados para el Vive Latino 2018.
Otra compañía es PetStar, dedicada al reciclaje de PET que, de acuerdo con su fundador y presidente Jaime Cámara, ha reciclado más de 50,000 toneladas de resina. Con las botellas que anualmente recolecta, podría llenarse 2.4 veces el Estadio Azteca.
Su trabajo es posible, en gran medida, por el trabajo en colaboración con 24 pepenadores, por lo que también cumplen con el compromiso de ayudar a las comunidades con tratos y pagos justos. Por sus acciones, cuenta con la certificación Cradle to Cradle, que reconoce la innovación en productos sostenibles a partir de cinco factores: salud de los materiales, reutilización de los mismos, uso de energía renovable, administración del agua y responsabilidad social.
El camino de sustentabilidad para México aún es largo, pero ya se toman acciones importantes; sin embargo, para lograr cerrar el círculo es necesaria la participación de la sociedad, algo que puede lograrse con campañas de concientización digitales (donde la mayoría de las personas está ahora), llamar más a acciones que dar mensajes genéricos y desarrollar incentivos.
Por: Elizabeth López Argueta / Coeditora de El Economista