En este texto, quiero compartir lo que es la discapacidad intelectual de manera clara, sencilla, sin tecnicismos y suficientemente accesible para que nuestros lectores, lo puedan entender y transmitir.
Tengo toda una vida conviviendo con personas con discapacidad intelectual (PcDI), más de 20 años de experiencia profesional en este tema, y es increíble que llevo más de 8 días tratando de explicar el concepto, pues no quiero caer en definiciones oficiales de la Asociación Americana de Discapacidad Intelectual y del Desarrollo (AAIDD), y justamente al evitar definiciones rimbombantes y especializadas, la labor se convirtió en algo más complicado de lo que pensaba.
Esta mañana decidí recordar lo que digo a las personas con las que trabajo y que, por alguna razón, me preguntan qué es la discapacidad intelectual: es aquélla que manifiesta una persona cuando tiene limitaciones en el proceso de sus aprendizajes, es decir, tiene un ritmo diferente para aprender y requiere mucha repetición y enseñanza directa para lograrlo.
Una discapacidad intelectual (DI) es una condición que coloca a una persona en desventaja en relación con su entorno y en comparación con otras personas de su misma edad. Esta desventaja se deriva de una visible inmadurez en la primera infancia en donde comienza a verse un ritmo de desarrollo motor diferente y un rimo en el habla y lenguaje distinto.
Hablamos de DI cuando en la niñez, al iniciar con su educación escolar, muestran dificultad para aprender al mismo tiempo que sus compañeros; la respuesta a las indicaciones verbales o a la información del contexto es muy rezagada. Las actividades personales cotidianas como el vestirse, bañarse y revisar su aspecto personal son difíciles de automatizar.
Las dificultades en el lenguaje y comunicación, ya sea expresivo o receptivo, se detectan desde los primeros años, es decir, la respuesta o reacción ante la información que reciben de su entorno es tardía, pareciendo que no entienden lo que está pasando a su alrededor. Con el paso del tiempo, se van detectando dificultades en la comprensión de lenguaje social, metafórico, interpretaciones del contexto, comprensión de “doble sentido” o chistes. En ocasiones llegan a mostrar rezago en la adquisición del lenguaje.
En una PcDI están presentes limitaciones en procesos socio-afectivos, es decir, dificultad para “leer entre líneas”, cumplir con reglas sociales, comportamientos sociales y conductas afectivas socialmente aceptadas. Además, tienen dificultades para tomar decisiones y discernir, es decir, en la discapacidad existen limitaciones en el juicio. Por lo anterior, es importante que cuenten con una guía externa.
Es muy común escuchar preguntas relacionadas con el “nivel” de discapacidad de una persona, “¿qué tanta discapacidad intelectual tiene?”, “¿hasta dónde puede llegar con su nivel de discapacidad?”. Hasta la fecha no he sabido contestar esas preguntas.
Lo cierto es que existen tres elementos principales que ponen a una PcDI en esa situación: la condición de la persona, las exigencias y características de su entorno y los apoyos que recibe. La interacción de estos tres elementos son los que podrían determinar el nivel o grado de discapacidad intelectual que una persona presenta.
Resumiendo, me atrevo a decir que, la DI son las barreras con las que la persona se enfrenta al presentar limitaciones en sus habilidades para procesar los aprendizajes y habilidades sociales, comunicativas, de lenguaje y de juicio, por lo que requiere de apoyos para lograr tener un nivel de funcionamiento en la comunidad a la que pertenecen.
En definitiva, el concepto de discapacidad intelectual puede llegar a ser tan abstracto y a la vez tan utilizado por “especialistas” en el área. En este sentido hago algunas reflexiones: ¿Qué es lo que detiene o entorpece en realidad a la persona? ¿Qué es lo que realmente le ocasiona la discapacidad? Cada ser humano es tan igual y tan diferente como cualquiera, entonces… ¿qué es lo que nos limita?